Gamas cromáticas: fríos, cálidos y quebrados

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Hoy vamos a acercarnos a las gamas cromáticas que la paleta ofrece al artista. Podréis elegir entre colores fríos (del azul al magenta), cálidos (del magenta al amarillo) y quebrados (marrón y grises), según la atmósfera que os propongáis crear. Hablamos de sensaciones, que indudablemente se transmitirá a quien observe la obra.

Generalmente decimos que un cuadro es frío si en él dominan los tonos azules, verdes y violetas, mientras que decimos que es cálido cuando abundan los amarillos, ocres, rojos y naranjas.

Colores fríos

El color más frío es el azul, por lo que cuanta mayor carga de este color tenga un tono, más frialdad conseguiremos. Los colores más cercanos al azul en el círculo cromático conforman la gama fría, entre ellos algunos verdes y violetas. Sin embargo, cuanta más cantidad de color cálido usemos para formar el verde o el violeta, menos frío se vuelve.

Colores cálidos

Si lo que queréis obtener es cercanía y calidez, probad a usar los colores cálidos: amarillos, ocres, rojos y naranjas, así como los carmines y terrosos. Aunque los ocres y marrones se ubican en la gama quebrada, la gran cantidad de rojo y amarillo que tienen los vuelve cálidos.

En todo caso, la luz que incide en un cuerpo u objeto determina su color. Así, éste dependerá de la hora del día y de la luz que recibe, que condicionará la dominación de fríos o cálidos. Los cuerpos que se encuentran más cerca de la persona que observa la obra tienen unos matices más cálidos.

Colores quebrados

Los colores quebrados son el marrón y los grises, que se obtienen de mezclar los tres primarios (amarillo, azul y rojo) en diferentes proporciones. En concreto, en los grises hay una carga bastante grande de azul y en los marrones dominan los rojos y amarillos.

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