La figura humana es una tradicional fuente de inspiración para el dibujo. Por eso, os proponemos un breve repaso por el dibujo de estatua, que nos ofrecerá varias claves para afrontar el dibujo del natural o modelo vivo con ciertas garantías.
Este tipo de dibujo nos exigirá análisis y organización porque, recordando las palabras de Miguel Ángel, “se dibuja con el cerebro, no con las manos”.
La proporción: los cánones
Es muy importante medir las proporciones en el dibujo de figura humana. Sólo de este modo lograremos una obra coherente y realista. Existen diferentes cánones de la figura humana que señalan las medidas perfectas.
Si nos fijamos en la pintura griega, encontramos el canon de 7 cabezas, que establece que la altura de una persona es 7 veces la medida de la cabeza. Esta regla puede variar a 7,5 u 8 cabezas.
Para un dibujante aprendiz, es recomendable utilizar siempre un mismo modelo para que las medidas coincidan y las relaciones entre las distintas partes del cuerpo se repitan en los distintos dibujos. Con la práctica la proporción se percibe de manera más intuitiva. Varios manuales de dibujo recomiendan el modelo de ocho cabezas porque, al ser un número par, todas las divisiones se realizan de manera más sencilla.
Estructura previa: organización
Por otra parte, antes de lanzaros a dibujar la figura humana, os aconsejamos apoyaros en una pensada estructura previa que organice el conjunto, componga y haga funcionar la imagen. Todo dibujo necesitará su soporte mental previo.
Así, las primeras líneas del dibujo son muy importantes. Ellas contienen las principales proporciones de la figura y la esencia de la pose, y sobre ellas se asienta todo el trabajo posterior.
Pasos: dando forma a la figura
En primer lugar estableceremos el eje principal de la figura y el punto medio. Después incorporaremos la línea de los hombros, la cintura y el pecho, y situaremos la cabeza. Nos ayudaremos de una línea para relacionar los codos y las rodillas.
A partir de este punto, comenzaremos a dar forma a la figura. Es preferible no ir al detalle; realizad formas que engloben a otras. Por ejemplo, un óvalo para la cabeza y formas redondeadas para el vientre y las piernas. Además, podéis reforzar alguna zona con una leve sombra, algo que os ayudará a ir viendo la figura. Poco a poco, aparecerá la imagen que estáis buscando.
Conforme avancéis en el dibujo procurad que esas formas geométricas previas vayan tomando las formas reales de los músculos. Se trata de transformar el muñeco en una persona, buscando su anatomía.
El dibujo es algo vivo
Mientras dibujáis es probable que descubráis alguna proporción errónea que haya que corregir. No pasa nada, ya que el dibujo es algo vivo que puede moverse constantemente. Eso sí, no abuséis de la goma. Es preferible empezar con líneas muy suaves para que posteriormente no haga falta siquiera borrarlas. Pensad siempre antes de dibujar y trazad la línea final con seguridad.
Os recomendamos dibujar de dentro hacia fuera de la imagen y no cerrar el contorno con una línea continua. Dejad que vaya apareciendo en función de la pose de la figura y de las sombras. En algunas partes estará muy marcado y en otras prácticamente desaparecerá.
El acabado: qué buscamos
Finalmente, entraremos en la fase del acabado del dibujo, que siempre dependerá del objetivo que nos hayamos marcado. Si realizamos apuntes, nos limitaremos a captar el gesto, con el fin de que, en general, se entienda la figura, sin profundizar demasiado en los detalles. Eso sí, podemos llamar la atención de alguna zona acabándola un poco más que el resto.
Esperamos que estas nociones básicas sobre el dibujo de la figura humana os hayan servido de ayuda. Tened siempre presente que la observación y el análisis previos serán claves para vuestro resultado final. Mirad, pensad, organizad… ¡y a dibujar!
