El mundo de la pintura nos ofrece infinidad de bodegones en los que aparecen botellas, tarros y objetos de cristal. Para el artista es todo un reto debido a la ausencia de color propio. Podemos tomar el cristal como excusa para ejercitar los brillos y las diferentes y casi imperceptibles tonalidades del color. Es una excelente oportunidad para aprender de cada pincelada.
Tenemos que tener siempre en cuenta que la forma de un objeto de cristal se irá construyendo a través de los colores del fondo y de otros componentes de la obra. Además, los brillos nos hablarán de la forma y de la luz que existe, que se verá reflejada en los objetos de cristal.
Para realizar un bodegón con tarros o botellas de cristal, comenzaremos definiendo los contornos, atendiendo al equilibrio compositivo. Posteriormente, realizaremos las manchas de cada elemento para, después, atender especialmente a los detalles.
Así, incidiremos en las formas, los claroscuros y los brillos, que son los que crearán el volumen de los objetos del bodegón. Es importante tener en cuenta que el fondo de la composición es clave; será el generador del color general del cuadro y de los claroscuros.
Recordad que la luz define las texturas y que los cristales nos ayudarán a entender mejor los brillos y las tonalidades de color. ¡Animaos a trabajarlos! Avanzaréis en el dominio del color.
