Hoy nos marcamos un difícil, pero apasionante reto: captar todos los matices de colores que caben en una hoja de un árbol. Tendremos que observar con detenimiento, ya que nos ofrecerá infinidad de combinaciones cromáticas. Trasladarlas a nuestro lienzo será todo un proceso de concentración y aprendizaje, pero también un juego artístico.
La naturaleza nos regala laberintos de colores, tanto en grandes espacios abiertos como en elementos más tangibles, como hojas, flores o árboles. Un desafío que nosotros, los artistas, afrontamos con tres recursos: paleta, observación y ejecución.
Aquí os dejamos un ejemplo de cómo hemos pintado una hoja paso a paso:

Paso 1
Realizamos un dibujo a lápiz con unas líneas esquemáticas del contorno de la hoja y sus nervios

Paso 2
Repasamos el dibujo con un color claro que esté dentro de la gama de colores que vayamos a utilizar. En este caso, hemos elegido el naranja.

Paso 3
Aplicamos una primera aguada naranja y amarilla por toda la hoja. La mezcla tiene que tener mucha agua y ser casi transparente. Dejamos secar.

Paso 4
Realizamos una segunda aguada por toda la hoja con colores más intensos y rosados, reservando la aguada anterior para plasmar los nervios de la hoja. Es importante ir variando los tonos de la hoja.

Paso 5
Aplicaremos una tercera aguada de colores más intensos. Seguimos respetando los nervios de la primera aguada y dejamos nuevos al aplicar la segunda. Mientras el papel sigue húmedo, incorporamos pequeñas pinceladas de colores ya casi sin agua para que se fundan sin extenderse excesivamente. Por último, añadimos unas sombras azuladas para resaltar volúmenes.